Llega septiembre y con ello la vuelta al cole. Los niños y niñas en edad escolar se incorporan de nuevo a las clases y empieza lo que será un nuevo año académico.
Es cierto que esta vuelta a la rutina es un proceso complicado para toda la familia, pero este momento del año puede resultar un poco más difícil para los niños. La novedad de empezar un nuevo curso, volver a ver a los compañeros, adaptarse a las responsabilidades académicas pueden despertar diferentes emociones.
Por eso, para informarnos en profundidad sobre este tema y resolver algunas de las posibles dudas que como padre, madre o docente puedes tener, hemos contado con la participación de Marta Miguel, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta y autora de Emotio.
Marta nos va a explicar la importancia de la gestión emocional y nos va a aconsejar sobre la manera de trabajarlo con los peques de la casa.
¿Cómo influyen las emociones en la vuelta al cole?
La vuelta al colegio es un momento delicado para muchos peques. Para alguno será motivo de alegría, para otros será un momento difícil y para otros tantos será una situación con sentimientos encontrados. Para todos ellos, tener un espacio y un lugar seguro donde hablar de ello puede ofrecer una respuesta o acompañamiento a sus necesidades. Algunos pueden necesitar mayor acompañamiento o ayuda y otros pueden ofrecerla. Sea como sea, dedicar un espacio a la vuelta de las vacaciones para hablar de sus estados emocionales y sus necesidades al respecto puede ayudar al grupo clase a situarse en relación a los demás, fomenta la empatía y la autoayuda entre ellos.
¿Es importante trabajar la gestión emocional de los niños en el aula?
¿Y en casa?
El aula es un lugar de encuentro entre iguales y con adultos referentes. Las emociones, agradables o desagradables están presentes a diario queramos o no. Darles cabida de forma explícita ayuda al funcionamiento grupal e individual. Para algunos niños o niñas, el aula puede ser el único lugar con un referente adulto que sepa gestionar las emociones o que las escuche. El adulto debe poder identificar las emociones en sus alumnos, así como poder acompañar como merecen y facilitar un buen entorno grupal. Hablar de las emociones, de los miedos, las inseguridades, los temores, etc. es imprescindible para conocer al alumnado y darles la atención que necesitan.
En casa, como en la escuela, los adultos responsables de menores debemos ofrecer sostén y guía. Eso se traduce en un buen autoconocimiento y una adecuada gestión emocional propia. Ese debería ser el punto de partida. Ante todo, debemos ser conscientes de nuestro estado emocional y de qué despiertan en nosotros nuestros hijos o alumnos. Luego, siendo conscientes de ello, deberemos pensar, cuál es la mejor forma de afrontar las dificultades y cómo acompañar a los pequeños. No reaccionamos igual ante un niño que nos da pena que hacia uno que nos genera enfado, aunque tal vez sus necesidades sean las mismas. Hay que tratar de ver y comprender el motivo de su conducta más allá de ella. Dedicar tiempo a hablar de las emociones puede facilitarnos la comprensión del niño más allá de su conducta.
¿Cómo ayuda Emotio a trabajar la gestión emocional en el aula?
Emotio es un juego pero también un material educativo. Ofrece una oportunidad para hablar, jugando o no, de las emociones. Ofrece una ocasión para hablar de conflictos en clase, de necesidades no cubiertas, de miedos, etc. Ofrece un espacio de escucha y reflexión.
Además, el libro que acompaña al juego, es un material valioso para el profesorado, con descripciones fáciles y útiles para poder realizar talleres específicos de emociones.
Emotio permite jugar en grupo, lo cual es ideal en el aula. Pero también permite usar su material de forma no estructurada. Las cartas pueden ser el canal de entrada para que los alumnos comuniquen sus emociones al profesorado de una forma rápida y podamos detectar situaciones de conflicto a tiempo.
¿Cómo ayuda Emotio a trabajar la gestión emocional de los niños en casa?
En casa, Emotio puede ser una excusa más de juego donde surjan conversaciones más íntimas. No es necesario jugar para ello, pueden seleccionarse cada día 3 cartas que describan las emociones más representativas del día y colocarlas en un lugar pactado. Cada miembro de la familia puede hacer lo mismo y crear un momento de conversación de forma frecuente que vaya más allá de «cómo te ha ido el día».
Emotio es un recurso cuyo objetivo es validar las emociones y que trata de dar voz a los pequeños para que se vayan conociendo, puedan comunicarlas con seguridad y reciban el sostén que necesitan para que, con el tiempo, ellos sean su propio sostén y en el futuro sean también adultos sostenedores.
Por último, Marta añade que Emotio no es simplemente un juego. El adulto que lo use, debe comprender las emociones, darles cabida, validarlas y debe ser capaz de sostener y acompañar. Si el adulto que acompaña el juego, no tiene tales recursos es fácil caer en el «no llores» o en el «no pasa nada». Frases que bloquean al receptor e inhiben la futura expresión emocional.
Emotio es un material que debe ser adecuadamente tratado como ocurre como el resto del material educativo.